EL TENIENTE RAMÍREZ

EL TENIENTE RAMÍREZ

24/06/2012

Gracias, Compañero, gracias

Por el ejemplo. Gracias porque me dices

Que el hombre es noble.

Nada importa que tan pocos lo sean:

Uno, uno tan sólo basta

Como testigo irrefutable

De toda la nobleza humana.

 

DESOLACIÓN DE LA QUIMERA

LUIS CERNUDA (1902-1963)

 

 

EL TENIENTE RAMÍREZ

UN HÉROE DEL PUEBLO

 

Si Homero lo hubiera conocido le habría dedicado un poema, pero a falta de ello, los versos que Luis Cernuda dedicó a otro soldado de otra guerra definen al personaje.

Por su especial virtud y ejemplo el Teniente Ramírez es un testimonio de la doctrina socrática del amor al prójimo y en el centenario de su muerte ocurrida el 22 de marzo de 1912 en el Haduya (Melilla) en la Guerra de Marruecos, queremos dedicarle un recuerdo de admiración y cariño que consideramos de estricta justicia.

Es la ocasión para que sus paisanos los paradeños conozcan (aunque sea sucintamente) de su vida y de su muerte y evitar así que le confundan con los señores de la guerra en general y con los militares africanistas de la Guerra Civil de 1936 en particular.

 

El Teniente Ramírez, Joaquín Ramírez Suárez, hijo de Antonio Ramírez Montero y Ana Suárez Morente nació en Paradas, en la calle Horno nº 18, el 24 de septiembre de 1876.

En esa casa vivió toda su vida su hermano menor Manuel Ramírez Suárez conocido en Paradas como el Zurdo y con él el matrimonio formado por su hijo José María Ramírez Barrera (barbero de profesión) y Carmen Barrera Aguilar (padres del para nosotros inolvidable José Ramírez Barrera), que le acompañaron y cuidaron hasta su muerte.

En esta casa, que conservó su estado primitivo hasta 1963, estuvo la fábrica de gaseosas del Zurdo (las gaseosas de las bolas de cristal de nuestra infancia) y también el bar con su salón de juegos presidido por una gran fotografía enmarcada del Teniente Ramírez.

 

Joaquín Ramírez Suárez entra en el ejército como soldado de reemplazo el 21 de septiembre de 1895 y es destinado a la 1ª Brigada de Tropas de la Administración Militar y juró bandera el 1 de abril de 1896.

Un año después de su incorporación ascendió a cabo y el 1 de junio de 1898 a sargento. En los años siguientes recorre diversos destacamentos de las provincias de Tenerife, Sevilla, Huelva, Córdoba, Jaén y Cádiz.

El 29 de julio de 1909 embarca en Algeciras en el “Buenos Aires” con destino a Melilla y toma contacto por primera vez con la Guerra de Marruecos.

Después de intervenir en varias operaciones en la guerra y volver temporalmente a Tarifa, asciende a 2º Teniente el 28 de junio de 1911, es destinado al Batallón de Cazadores de Chiclana nº 17 y embarca de nuevo para Melilla el 8 de septiembre.

El 17 de octubre de 1911 toma parte con la Columna Orozco en los combates de Imarufen y en los que se libraron en los días siguientes y continúa todo el año en campaña.

En 1912 asiste a las operaciones de la zona del Kert y a la ocupación del Monte Arruit con la Columna Navarro. Con la misma Columna actúa el día 22 en los combates de Tauriat Hamed y Ulad Ganen y en el Haduya encuentra su heroica muerte.

 

El Gobierno de España le asciende a Teniente Primero, le concede la Laureada de San Fernando y el Ayuntamiento de Paradas pone el nombre de Teniente Ramírez a la calle Horno, en la que había nacido.

Estaba casado con Doña Eulalia del Campo Álvarez y no tuvo hijos.

El número 952 (4 de abril 1912) de la revista Nuevo Mundo da noticia de su muerte.

Está enterrado en el Panteón de Militares Ilustres de Melilla.

 

En Diario Oficial número 258 de 16 de noviembre de 1917 se publica esta nota:

 

Concesión de la Laureada.

 

                En el hecho de armas librado contra los moros en el Haduya (Melilla) el 22 de marzo de 1912, en el que halló gloriosa muerte el teniente Ramírez Suárez el día expresado, mandando una sección de su compañía, en el movimiento de repliegue ejecutado por nuestras fuerzas se encontró a retaguardia de las mismas, donde atacado por el enemigo, superior en número, combatió con tenacidad y contuvo el avance de éste, logrando que fuesen retirados los heridos, y dio ejemplo de valor y serenidad animando a su tropa, no obstante hallarse herido, hasta llegar a la lucha cuerpo a cuerpo, en la que perdió la casi totalidad de los hombres que mandaba, recibiendo otra herida que le causó la muerte. Estos hechos se hallan comprendidos en el caso quinto del artículo 25 de la Ley de 18 de mayo de 1862, el Rey… se ha servido conceder al segundo teniente de la escala de reserva de Infantería (primer teniente fallecido) don Joaquín Ramírez Suárez, la cruz de primera clase de la Real y Militar Orden de San Fernado.

 

Madrid, 15 de noviembre de 1917.

                                                                                           CIERVA

 

Los soldados que iban a la Guerra de Marruecos lo hacían por motivos de extrema necesidad.

Si un mozo de reemplazo salía destinado a Marruecos en el sorteo de su quinta, bastaba para librarse de ese destino con pagar a otro (dispuesto a sustituirle) la cantidad de 100 duros (500 pesetas). Esta operación era legal.

De esta manera el Gobierno (mediatizado por el Rey que reinaba y además gobernaba) conseguía que los ricos se libraran de ir a la guerra y (lógicamente) fueran siempre los pobres los que iban a morir por millares y sin pausa en los montes y barrancos marroquíes.

La miseria es el mayor enemigo de la justicia y la libertad.

 

Marruecos no tenía un ejercito convencional, más bien eran unas tropas que actuaban esporádicamente a las órdenes de jefes de tribus o cabilas sin formación académica y con métodos medievales de extrema crueldad y violencia.

La aparición del líder nacionalista Abd el Krim llevó al conflicto a su máxima virulencia.

Sin respetar regla o norma alguna de la guerra moderna, mataban a los heridos y prisioneros, profanaban a los muertos, les cortaban las cabezas y las exhibían por las aldeas, los mutilaban y arrancaban sus prendas más íntimas…

Franco utilizó a estas tropas como vanguardia de las fuerzas golpistas en la Guerra Civil española de 1936.

 

La nota del Gobierno (que utiliza el término de moros al referirse al enemigo) pone de manifiesto, a su pesar, el desastre organizativo del ejército español en Marruecos y la incompetencia de sus Jefes, que mandaban a las tropas (en inferioridad numérica) a ratoneras indefendibles.

Una guerra inútil donde España no tenía nada que ganar y mucha sangre española que perder a cambio de nada. Una guerra que se mantenía únicamente por el ánimo colonialista y la vanidad del Rey Alfonso XIII.

Una vez perdidas las últimas colonias en 1898 y dominado el Estrecho de Gibraltar por las baterías inglesas del Peñón, la participación española en la fiebre colonialista de las potencias europeas de la época fue una aventura estúpida e irresponsable. Marruecos era un páramo, allí no se nos había perdido nada ni había ningún Potosí, pero el Rey de España gustaba de jugar a los soldaditos, que morían a millares en un ejército mal dotado y donde existía una administración colonial corrupta.

 

La nota firmada por el Ministro Cierva arrima el ascua a la sardina gubernamental, carga las tintas militaristas en la muerte del Teniente Ramírez y la adorna con adjetivos recurrentes, pero no puede ocultar que la muerte del Teniente Ramírez trasciende lo militar para convertirse en un hecho humanitario y por tanto universal.

 

Lo importante en el Teniente Ramírez no está en su condición de Teniente, sino en la de Ramírez.

Por encima de lo militar su acción de defensa de sus compañeros, de su sacrificio por ellos, es una acción humana, civil, que pone de manifiesto una generosidad y un valor extraordinarios.

Mientras los Jefes están en sus puestos de mando el Teniente Ramírez está en primera línea del frente, por delante de sus soldados y con su acción frenó el avance enemigo, pudieron ser retirados los heridos (suponemos que también los muertos) y salvar la vida de muchos compañeros.

 

La Guerra de Marruecos estuvo a punto en varias ocasiones de llevar a España a una derrota humillante y escandalosa.

La intervención de Francia, a finales de los años 20, supuso la derrota de Abd el Krim y el final de la guerra.

La Monarquía quedó herida por esta experiencia y por el resto de la labor del Rey Alfonso XIII que al poco tiempo (y a su pesar) abdicó y llegó la República.

A no tardar mucho los militares africanistas cambiaron España.

 

La historia es maestra en la vida y una máxima romana decía: SI VIS PACEM PARA BELLUM. Si quieres la paz prepara la guerra.

La guerra es uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, una lacra de la humanidad, pero los pueblos tienen derecho a defenderse y a liberarse de la opresión y la injusticia.

Somos pacifistas como el que más, pero afirmamos que el oficio de soldado es necesario, respetable, noble y a veces heroico. Y sabemos también de la existencia de criminales de guerra.

Somos pacifistas, pero al romano modo.

 

En el centenario de la muerte del Teniente Ramírez, el paso del tiempo nos deja el recuerdo de su valor, de su generosa acción, le reconocemos como víctima de una guerra cruel (cada vez más y mejor estudiada por especialistas libres de la censura franquista) y le admiramos como exponente de lo mejor que hay en el ser humano.

Un héroe, pero un héroe del pueblo.

 

 

                                                                                                                                                             Manuel Pastor Barrera

                                                                                                                                                             Paradas  9 de abril 2012